De niña pensaba que de un momento a otro me caería fuera del mundo.
Porqué no caen las nubes cuando todo cae? Porque la gravedad es menor que la fuerza del aire que las eleva. Inteligente, verdad? Si, pero un día caen hechas lluvia. Es mi venganza.
De niña pensaba que de un momento a otro me caería fuera del mundo.
Porqué no caen las nubes cuando todo cae? Porque la gravedad es menor que la fuerza del aire que las eleva. Inteligente, verdad? Si, pero un día caen hechas lluvia. Es mi venganza.
Todo el mundo sabe que un corazón es sólo responsable de llenar algo de sangre, excepto que nunca llena de amor con sangre porque nadie puede hacer eso porque el amor llega cuando quiere y se va cuando quiere y se sube a un avión y se va donde quiere, y nadie puede pedirle al amor que no haga eso, porque es parte del riesgo del amor, el riesgo que vale la pena de él, que se irá si siente que irse es su costo, y que eso vale la pena, vale la pena, vale la pena.
Si algo me maravilla del cuerpo humano es que, independiente de los deseos y de los sentimientos del habitante, el cuerpo lucha porque viva. No importa que sea bueno, que sea malo, que esté triste, que esté enamorado.
El cuerpo siempre está ahí, con el cerebro comandando para que el sujeto respire hasta cuando se quede sin palabras. El corazón late fuerte antes de que el suicida se lance al vacío. El cerebro grita a través de sus nervios para que apartemos la mano del fuego. Y algo parecido pasa con el amor.
Incluso cuando recordamos malas experiencias, el cuerpo sigue tratando que sigamos adelante, de una manera u otra.
Y siempre lo consigue.
De hecho, si estás dispuesto, en este mundo hay muy pocas cosas que no puedas dejar. No, tal vez no haya ninguna. Y, puestos a dejar cosas atrás, acabas queriéndolo dejar absolutamente todo.
Descubrir que el cielo era eso que estaba en tu interior. Pero ya no está.
Lo había estado esperando. Ahora lo comprendía completamente. Este momento, aquí, ahora, con el cielo a sus pies y millones de estrellas en su mirada.
Como si todas las historias, las personas que han habido antes, eran una especie de puentes. Puentes frágiles que me permitían acercarme cada vez mas a este instante, y que habían que romperse en cuanto los hubiera cruzado.
Y aprendí que nunca se está listo para lo que se tiene que hacer. Sólo lo haces.
Y que el amor no duele, cariño. El amor cura.