martes, 14 de abril de 2015

El corazón.

Todo el mundo sabe que un corazón es sólo responsable de llenar algo de sangre, excepto que nunca llena de amor con sangre porque nadie puede hacer eso porque el amor llega cuando quiere y se va cuando quiere y se sube a un avión y se va donde quiere, y nadie puede pedirle al amor que no haga eso, porque es parte del riesgo del amor, el riesgo que vale la pena de él, que se irá si siente que irse es su costo, y que eso vale la pena, vale la pena, vale la pena. 

Si algo me maravilla del cuerpo humano es que, independiente de los deseos y de los sentimientos del habitante, el cuerpo lucha porque viva. No importa que sea bueno, que sea malo, que esté triste, que esté enamorado.
El cuerpo siempre está ahí, con el cerebro comandando para que el sujeto respire hasta cuando se quede sin palabras. El corazón late fuerte antes de que el suicida se lance al vacío. El cerebro grita a través de sus nervios para que apartemos la mano del fuego. Y algo parecido pasa con el amor.
Incluso cuando recordamos malas experiencias, el cuerpo sigue tratando que sigamos adelante, de una manera u otra.
Y siempre lo consigue.

No hay comentarios:

Publicar un comentario