Yo ya te quiero de una forma más ordenada.

Me has vuelto loca de un día para otro. Aún no se muy bien como ha pasado, pero me gusta. Ya sonrío, ya soy feliz. Como una niña pequeña, absorbiendo cada instante que me coges de la mano, empapándome en cada mirada, en cada gesto, en cada baile. El mundo no existe, solo el sol, tu y yo. Siempre pendiente de que se te escape un te quiero de vez en cuando, y con mis latidos totalmente desordenados cada vez que me besas. Ahora recuerdo todas las noches sin dormir que me has costado, y, dios, como han cambiado las cosas! 

Y te echo de menos, eso de coger tu mano y tener que admitir ( a regañadientes, por supuesto) cuanto me gusta que me abraces por las mañanas. Apoyar mi cabeza en tu pecho, escuchar tu corazón, y dejar de respirar al sentir tu aliento en mi frente. Adoro esa sonrisa que esbozas con cada beso, o cada suspiro cuando te abrazo. Me encanta que me conozcas tanto, que con solo mirarme adivines lo que pienso. Me fascina esa risa brillante que se te escapa con cada teoría retorcida inventada sobre la marcha. O que me digas que estoy sexy con la nariz manchada de mahonesa y mi moño despeinado. Odio que sepas mis debilidades, que sepas hacerme perdonartelo todo, o hacerme quererte un poquito más. Todos los días un poquito más de vida, y yo, un poquito más loca por ti. Pero Me gusta que seas parte de mi, y gracias a este mundo que has creado para mi, pueda seguir soñando y volando buscando nuevos sueños que perseguir. Me encanta quererte y ver en tus ojos que tu, me quieres un poquito más que hace un ratito. Porque yo ya te quiero de una forma un poquito más ordenada. 

Demasiado es demasiado.

Era demasiado amor. Demasiado grande, demasiado complicado, demasiado confuso, y arriesgado, y fecundo, y doloroso. Tanto como yo podía dar, más de lo que me convenía. Por eso se rompió. No se agotó, no se acabó, no se murió, sólo se rompió, se vino abajo como una torre demasiado alta, como una apuesta demasiado alta, como una esperanza demasiado alta. 

Y se quedo mirando como se alejaba, como quien observa una obra de teatro, una de esas ajenas a la que no le terminas de prestar atención. 

Solución atmosférica.

Pero igual es que un día simplemente llega ese momento, un instante en el que decides por una vida, uno de esos que supone tu antes, tu después. Tal vez no sea cuestión de pensamientos, tal vez sean todo impulso, eso lo que de repente te hace ver lo que te hará feliz, o tal vez tan solo menos infeliz. 

Huyes del dolor, y no sabes que hacia El vas. Como una espiral sin fin. Pero llega uno de esos días..

 

Desaparecerás? No, no desapareció. Pero  Miriam cogió sus maletas y se fue. 

Con R, de amoR.

Que soy perfecta, que no hay estrellas, que la vida se come sin color sin mi! 

Se apagó otra estrella, tus mentiras las mató. 

Extravagante eres.

Yo no te culpo, cariño mío.

Que a partir de ahora y hasta que me muera:

mi mundo es mío.