domingo, 29 de diciembre de 2013

De amor y otros desastres .

-Regina.. Regina.. 
-¿Te acuerdas de aquella roca que se metía al mar como un barco de piedra? Allí ha de estar todavía.
-Allí te conocí. ¿Ibas mucho a ese lugar?
-Todas las tardes. Se forma una laguna entre las rocas y uno puede mirarse en el agua blanca. Allí me miraba y un día apareció tu cara junto a la mía. De noche, las estrellas se reflejaban en el mar. De día, se veía el sol arder.
-No sabía qué hacer esa tarde. Veníamos peleando y de repente aquello se hundió, los pelones se rindieron y uno ya estaba acostumbrado a otra vida. Entonces me empecé a acordar de las demás cosas y te encontré sentada sobre esa roca.
Con las piernas mojadas.
-Yo también lo quería. Apareciste a mi lado, en mi lado, reflejado en el mismo mar. ¿No te diste cuenta que lo quería yo también?


(Dime. ¿Por qué supe, en cuanto te vi, que ya no iba a importar nada más? Sabes: me dije que en ese mismo momento tenía que decidirme. Que si tú pasabas de largo, perdería toda mi vida. ¿Tú no?)


Fragmento de "la muerte de Artemio cruz "

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