jueves, 2 de enero de 2014

Tristessa.


"Encontraré a Mimi en París, a Nicole, a la dulce pura bonita chiquita Tathagata..." Como poemas recitados por viejos italianos que residen en las palmas, el lodo y la monotonía de Sudamérica y que añoran regresar a Palabbrio a pasear por una calle llena de hermosas muchachas, a beber aperitivos en la calle con los tomadores de café. Oh, una película. Una película dirigida por Dios donde se muestre ante nosotros y nosotros ante él. Él, que es nosotros. Porque ¿cómo podrían existir dos y no uno? Yo soy el Domingo de Ramos y el Obispo San José.
Voy a pedirle velas a la Vírgen, voy a pintarla y a comer helado, anfetaminas y pan (...).
Voy a ir al sur de Sicilia en invierno y escribir crónicas de Arles. Voy a comprarme un piano porque yo mismo soy Mozart. Voy a escribir largas historias tristes acerca de la gente que tenga que ver con la leyenda de mi vida.
Esta es mi parte de la película, es el momento de escuchar la tuya.

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